¿La cruz del matrimonio? (2)
“El que quiera seguirme …”
El sacramento del matrimonio es una de las formas de seguir a Jesús, pues, conforme dice el Catecismo (numeral 1604), el amor entre el hombre y la mujer se convierte en imagen del amor con el cual Dios ama al hombre y lo llama a la vocación del amor.
Queda claro que la Iglesia apoya este sentido profundo del matrimonio como camino de santidad y encuentro con Dios y así lo enseña y lo difunde.
En esta primera parte del pasaje el verbo principal es querer, no en el sentido afectivo, sino en el sentido volitivo, es decir, de la voluntad: querer seguir a Jesús por un deseo, una iniciativa, una motivación, una decisión personal. Esto implica, por supuesto, que los esposos desean conocer a Jesús en su realidad humana y divina, en sus enseñanzas y en la Iglesia que Él fundó.
En el fondo, el motor de este querer viene siendo el mismo amor a Jesús, o más bien, el amor de Jesús que llama a los esposos a seguirlo.
Los novios/esposos, ¿comprenden esta realidad? ¿están preparados para vivirla? ¿poseen y cultivan esa motivación de seguir a Jesús en su propia relación matrimonial?